La semana pasada no aparecí por aquí, tenía mucho jaleo en el trabajo y fue imposible. Hoy ya he conseguido solucionar algunas cosas imprescindibles, así que os traigo un poema de Dora Castellanos recogido en el libro Breviario de los Sentidos.
No me niegues tu cuerpo de tibias melodías,
caramillo de sones nunca jamás oídos.
Dualidad repetida de flautas y violines
donde he bebibo a veces la música del vino.
Dame tus manos largas como diez puntas de múrice.
Tus fuertes manos ebrias de tacto y de sonidos.
Con dedos de abrojines erectos, descubriendo
los sonidos telúricos, los ecos submarinos.
Un día ellas tuvieron toda la mansedumbre,
toda la rebeldía de mi cuerpo tendido
y, sabias como son, supieron encontrar
los compases más hondos, los más altos registros.
El doble pentagrama de tus ojos oscuros
cantaron sus miradas de resplendores fijos,
con sus dos notas hondas, repetidas constantes,
cerrando sobre mí sus estrechos anillos.
¡Oh tu cuerpo de música! El atril de tus piernas.
En ellas te levantas, violoncelo magnífico
y formas una orquesta de versos y palabras,
de entrecortados sones, de inaudibles gemidos.
Estás hecho de música como un coro de ángeles.
Concierto. Sinfonía. Arpegio. Nota. Silbo.
Navegas entre músicas de la tierra y el cielo.
Eres entre mis brazos, la música tú mismo.
Dora Castellanos.
Más sobre Dora Castellanos: http://amediavoz.com/castellanosDora.htm
Elegí el poema porque me gustó y porque me pareció encontrar cierta relación con el verso final de "Crin Hirsuta" -"Solo el amor engendra melodías"-.
Todo está relacionado. Y cuántas formas hay de expresar lo mismo.
ResponderEliminarEs un poema precioso.
Euphemia