domingo, 27 de noviembre de 2011

                                 LÁZARO     

Un tal Lázaro Vélez se incorporó en su tumba, se despojó lentamente de su sudario, abandonó el camposanto y empezó a caminar en dirección a su casa. A medida que iba siendo reconocido, los vecinos se acercaban a abrazarlo, le daban ropas para que cubriera su desnudez, lo felicitaban, le palmeaban la espalda huesuda.

          Sin embargo, a medida que la voz se fue corriendo, la bienvenida ya no fue tan cálida. Un hombre que había ocupado su vacante en la sucursal de Correos, le increpó duramente: «Tu regreso no me alegra. Vas a reclamar tu puesto y quizá te lo den. O sea que yo me quedaré en la calle. Recuerda que en mi casa tengo cinco bocas para alimentar. Prefiero que te vayas. »

          La viuda de Lázaro Vélez, que, pasado un tiempo prudencial, se había vuelto a casar, le incriminó: «¿Y ahora qué? ¿Acaso pretendes que me condenen por bígama? Si quieres que sea feliz, desaparece de mi vida, por favor. »

          Un sobrino, que en su momento había heredado sus cuatro vacas y sus seis ovejas, le reprochó airado: «No pretenderás que te devuelva lo que ahora es legalmente mío. Vete, viejo, y no molestes más.»

          Lázaro Vélez resolvió no seguir avanzando. Más bien comenzó a retroceder, y a medida que desandaba el camino se iba despojando de las ropas que al principio le habían brindado.

          Por fin, un viejo amigo que lo reconoció y no le reprochó nada (quizá porque nada tenía) se acercó a preguntarle: «Y ahora ¿a dónde irás?» Y Lázaro Vélez respondió: «A recuperar mi sudario.»

Mario Benedetti. 

sábado, 26 de noviembre de 2011

¿Mi otro yo?





Hace escasos días, al traer aquí el blog de Herminia, comenté que hubo un tiempo en el que escribía.

Hoy, una amiga de ese tiempo, me lo ha recordado. Me ha preguntado que si seguía escribiendo, que recuerda un  tiempo en el que lo hacía. Me contaba que ella nunca había sido capaz de escribir nada y que consideraba que las personas que lo hacen tienen un don. Dice que ella siempre pensó que yo lo tenía. Ni siquiera creí que se acordase de algo que yo casi había olvidado. 


No, ya no suelo escribir. Muy pocas veces lo hago y cada línea multiplica sus posibilidades de acabar en la papelera. 


Entonces pienso en aquel tiempo y lo siento tan lejano que me parece que hablo de otra persona, aunque en realidad no hace tanto que llené una servilleta de ideas y palabras que tal vez nunca tengan un final. 


Siempre he sido un poco tímida para algunas cosas, son muy pocas las personas a las que enseñaba lo que escribía, era como desvelar un "secreto". Puede que por eso, si preguntas a mis amigos por este blog, nadie te pueda dar su nombre. Puede ser absurdo tanto secretismo...


quizás solo sea que este blog lo escribe "mi otro yo". 

lunes, 21 de noviembre de 2011

Algo hacemos mal.



Un poquito de crítica (autocrítica) a la educación. 

Mi alumno X en la academia no sabe nada. Nada de nada. Me sorprendo al descubrir las enormes lagunas que tiene en todas las asignaturas, las cosas tan sencillas que ignora y los conceptos tan distintos que confunde. Su nivel en todo es muy bajo, muy pobre. Y él no es el típico gamberrillo al que podemos echar la culpa de su falta de conocimientos, no. Algo no va bien en la educación para que un chaval llegue al curso en el que él está con esas carencias.

Lo peor de todo es que parece que su nivel no es tan raro. El primer examen que fue a hacer de una de las asignaturas desde que empezó a venir pensé que no lo aprobaría: sacó un 8. Como profesora particular, me alegro por su nota; como persona preocupada por el mundo de la enseñanza, su nota me entristece porque no quiero pensar el nivel que tendrán los que se quedaron en un 5 (de los que no aprobaron, mejor no hablamos). 

Hablo con otros compañeros docentes y a muchos les pasa igual. Los que trabajan en centros educativos, alucinan al corregir los exámenes...

Nos quejamos por muchas cosas, por recortes, por cambios en la jornada laboral, por el sueldo...(cada uno está en su derecho de quejarse por aquello con lo que no está de acuerdo) pero creo que hay algo mucho  más importante (y triste) por lo que quejarse, hay que buscar el error, hay algo que no funciona. Ya está bien de pasarle la pelota a otro: La culpa es de los profes, la culpa es de los padres, la culpa es de la tele, la culpa es de las leyes,...Me parece que TODOS deberíamos hacer un poquito de autocrítica y reconocer que  tenemos nuestra parte de culpa. A lo  mejor si todos arrimamos el hombro, pero de verdad, podemos solucionar el problema antes de que sea demasiado tarde. Culpar a los demás es muy fácil pero sirve de poco si no aceptamos que el error no es solo de una de las partes.

miércoles, 16 de noviembre de 2011

El poema de la semana: enlace a un blog.

Parece que esta sección de los poemas semanales es la única que se ha convertido en fija y para la que procuro sacar tiempo. Claro, tampoco es que se tarde demasiado en pensar un poema, buscarlo y ponerlo aquí. 

Más trabajo me llevaría escribir mis propios poemas. Hubo un tiempo en el que lo intenté pero me temo que no es lo mío. 

En el Máster que hice en Salamanca conocí a algunas personas que sí escriben. Allí no leí nada, o casi nada, de ellos. Pasado el tiempo, una de las compañeras, Herminia, nos ha dado el enlace a su blog, que creo que es una auténtica gozada, me encanta su forma de escribir.

Así que hoy, en vez de poema de la semana, os dejo el enlace a su blog, seguro que lo disfrutaréis como yo: 

miércoles, 9 de noviembre de 2011

SAFO DE LESBOS

A paso lento, voy disfrutando del libro Breviario de los Sentidos que me prestó Euphemia. A paso lento, por falta de tiempo y porque los poemas hay que leerlos así, despacito. Puede que algún día os copie algo de lo que dice el prólogo, que me pareció bastante interesante, tal vez, algún día...Hoy no. Hoy es día de poema y creo que lo mejor es empezar por el primero. 

El poema que abre el libro es de Safo de Lesbos, poetisa griega nacida en torno al 600 a.C. 

                     Igual parece a los eternos Dioses
                     quien logra verse frente a ti sentado.
                    ¡Feliz si goza tu palabra suave,
                              Suave tu risa!

                    A mí en el pecho el corazón se oprime
                    Sólo en mirarte; ni la voz acierta
                    De mi garganta a prorrumpir, y rota
                               Calla la lengua.
 
                    Fuego sutil dentro de mi cuerpo todo
                    Presto discurre; los inciertos ojos
                    Vagan sin rumbo; los oídos hacen
                             Ronco zumbido.
 
                   Cúbrome toda de sudor helado;
                   Pálida quedo cual marchita yerba;
                   Y ya sin fuerzas, sin aliento, inerte,
                             Muerta parezco.

viernes, 4 de noviembre de 2011

Sociedad-suciedad

Llevo varios días sin aparecer por aquí y no quería hacerlo con una noticia triste pero sentía que hoy debía descargar un poco mi rabia hacia esta sociedad.

No sé hacia dónde vamos. 



Me gustaría poder confiar en la bondad de las personas, sin duda hay bellísimas personas en todos los rincones, pero la maldad de otras te hace llegar a sentir asco del mundo en que vivimos.


Hoy me he despertado con una noticia muy triste, que me ha dejado helada. Han asesinado a un gran profesor que tuve en el colegio. Una de esas buenas personas a las que todos sus alumnos tienen un aprecio especial porque él se lo gano. Precisamente a su asesino parece que lo conoció en un centro en el que ayudaba como voluntario...Este buen hombre ha sido apuñalado en su casa.

Esta mañana ha sido muy triste. Y por eso quería dedicarle la entrada de hoy. 
Sin embargo, no voy a escribir su nombre porque cada mañana hay gente sintiendo lo mismo y eso es quizás lo que más me entristece. No hablo de las muertes naturales, tristes pero inevitables, hablo de asesinos que son capaces de arrancar la vida a los demás como si de un juego se tratase. Lo vemos todos los días en las noticias. Por eso a veces no sé si el nombre es "sociedad", creo que "suciedad" empieza a convertirse en el término más apropiado. 


A todas esas víctimas, anónimas para unos pero tan importantes para otros, dedico mi entrada hoy.