jueves, 19 de diciembre de 2013

CONCILIAR

A veces me paro y pienso: "¿Así será siempre la vida?"

Y no, no es que esté triste o mal,...quizás un poco desilusionada con las previsiones de no oposiciones en casi ningún sitio (a esperar otros 2 años), con el eterno despegue de mi negocio (que mejora, aunque lentamente...) pero la realidad es que no estoy mal. Me gusta mi trabajo y no tengo "excesivas" preocupaciones a la hora de cubrir mis necesidades básicas o para permitirme algún "caprichito" de vez en cuando.

Sin embargo a veces pienso si no estaremos dejando de lado la vida, -¿o es que esto es la vida?- Y lo hablo con mi compañera de piso, y siente lo mismo. Lo hablo con otra amiga, que también optó por el autoempleo, y a veces siente lo mismo y estoy segura de que mucha gente más lo siente.

Si me dedico al trabajo y al estudio, no tengo tiempo para mí, para leer, relajarme,...Pero si dejo de lado el estudio (el trabajo no puedo dejarlo), siento que no persigo mis metas. Y eso que no tengo una "vida familiar", no tengo hijos, ni pareja a los que dedicarles el poco tiempo sobrante para mí. 

Me parece que no estamos disfrutando la vida (que solo es una). No hablo por mí, lo digo en general. A cuánta gente le gustaría poder viajar, dedicarse a algún hobby....pero no tiene tiempo, dinero, espacio...Y no hablo de grandes lujos, hablo de placeres personales que creo que muy pocos son capaces de realizar. 

Supongo que es el mundo, que alguien le dio al botón del turbo y va tan deprisa que a veces dan ganas de gritar eso de "paren el mundo, que yo me bajo". Esa sensación de que "el tiempo vuela". 

Por el momento, he decidido "relajarme", ahora leo por las noches en vez de estudiar. Me permito 30 minutos más de gym los días que puedo ir (3 por semana) y...me dedico a mi trabajo como hasta ahora pero intento dormir mis 8 horas al día. Me acuesto antes y madrugo más. Curiosamente, durmiendo más, siento que tengo más tiempo para hacer las cosas. Me levanto descansada y todo me cunde mas. 

Creo que estos pensamientos no eran más que una señal que me decía que había que "reorganizarse". Aún así creo que la pregunta rondará siempre en mi cabeza: "¿Esto es la vida?".