¡Toda la primavera dormía entre tus manos!
Iniciaste en un gesto la fiesta de las rosas
y erguiste, enajenada,
esa flecha de luz que impregna los caminos.
¡Toda la primavera!
Fervores del instante transido de capullos,
gracia tímida y leve del perfume sin rastro,
caricias que despiertan el sexo de las horas.
Brotaron de tus palmas en éxtasis gozoso
los trinos y las brisas. Y tu ademán secreto
despertó en rubores la pubertad del mundo.
¡Todo vino por ti! Porque tus manos lentas
ciñeron brevemente mi carne estremecida,
porque al rozar mi cuerpo
despertaste una flor que trae la primavera.
Iniciaste en un gesto la fiesta de las rosas
y erguiste, enajenada,
esa flecha de luz que impregna los caminos.
¡Toda la primavera!
Fervores del instante transido de capullos,
gracia tímida y leve del perfume sin rastro,
caricias que despiertan el sexo de las horas.
Brotaron de tus palmas en éxtasis gozoso
los trinos y las brisas. Y tu ademán secreto
despertó en rubores la pubertad del mundo.
¡Todo vino por ti! Porque tus manos lentas
ciñeron brevemente mi carne estremecida,
porque al rozar mi cuerpo
despertaste una flor que trae la primavera.
Ernestina de Champourcin.
¡¡¡Es precioso!!!
ResponderEliminarTengo un poemario de poesía erótica escrita por mujeres, es una antología de la editorial torremozas (creo que se llama así la editorial). Ahora estoy en mi pueblo, pero cuando vuelva a Cáceres ya te daré la referencia, o si quieres, a través de Enrique, puedo prestarte el libro.
Yo es que a veces escribo poemas pero después de leer este, no sé, se te quitan un poco las ganas. Nunca conseguiré que me salga uno así de bonito.
Me encantaría, si me das la referencia, puedo echar un vistazo.
ResponderEliminarEntiendo perfectamente lo que dices, a mí me pasa igual, también me gusta escribir (aunque más prosa que poesía y solo para mí) pero cuando leo algunas cosas, siento lo mismo que tú. Un amigo escritor me dijo una vez que hay que quitarse esas ideas de la cabeza y escribir sin tener en mente a los grandes escritores pero me temo que eso es muy difícil, ¿verdad? De todas formas, si te gusta, no lo dejes, a veces somos más críticos con nosotros mismos que con los demás, así que seguro que tus poemas están mejor de lo que piensas.
Gracias, Jara, pues claro que sí, hay que escribir. Aunque es muy difícil hacerlo "profesionalmente". Por eso yo prefiero esperar a que las musas vengan a buscarme.
ResponderEliminarTambién me gusta escribirle poemas a la gente que me cae bien y dárselos por sorpresa, cuando no se lo esperan. A Enrique le escribí tres décimas y unos versos de pie quebrado para su gata. Creo que le gustaron, o por lo menos estoy segura de que no se los esperaba. Si quieres leerlos están en una de las últimas entradas de su blog, en forma de comentarios.
Euphmia
Si supieras,
ResponderEliminarsi sólo una milésima,
si sólo un pedacito,
un lado de mí misma conocieras,
sabrías que estoy hecha de ciruelas,
de almendras y duraznos.
Sabrías que por dentro soy de azúcar,
que sólo un dedo tuyo
y un término rosado es suficiente
para que pierda mi alma el equilibrio.
Una mirada sola,
clarísima y brillante,
un simple "yo te quiero"
podrían encender mi vieja lámpara
y hacer que tras la tarde
se moje de pasión alguna orquídea.
Si supieras,
que sólo soy de vientos primitivos,
de aquellos que hacen fuego
y avivan las fogatas campesinas.
Si sólo una milésima,
un lado de mí misma conocieras,
sabrías que estoy hecha de aceitunas,
de abejas y geranios.
Sabrías que la noche es mi cuaderno
con un redondo verso que es la luna.
Sabrías que por dentro tengo cítaras,
que sólo una caricia
podría convertirme en oleaje,
en lluvia de amapolas y campanas.
Si supieras,
que estoy de ti tan llena,
que sólo bastaría que te acerques,
para nacer de nuevo.
No sabes que soy frágil,
que sólo soy de piel ansiosa y húmeda,
que sólo soy mujer,
así, sencillamente,
sin rótulos ni farsas,
tan sólo soy así:
aquella,
que te espera contra todo.
Violeta Luna
Este es uno de los poemas del libro que te dije. Ya te lo prestaré a través de Enrique.
Euphemia
Gracias por el poema, me encantó, lo convierto en la entrada de hoy.
ResponderEliminarNo he encontrado el poema del blog de Enrique, ¿recuerdas el nombre de la entrada?
Por cierto, estaré encantada de leer ese libro, ahora me voy unos días fuera, ya hablaremos cuando vuelva.
ResponderEliminarEspera, que te los voy a añadir aquí, espero que a Enrique no le moleste. Primero el de la gata Nena, advierto que tiene una pequeña licencia métrica, como los grandes autores. A Enrique no se lo he dicho, pero como tú eres filóloga, a lo mejor te das cuen
ResponderEliminarLA DUEÑA DE ENRIQUE
A Nena
Legendaria entre las gatas,
mueve elegante sus patas
tan ligeras.
Requiere mil atenciones
y no admite dilaciones
ni esperas.
Tan veloz como la vida,
vuelve siempre a por comida
a su casa.
Como brava luchadora,
no se siente perdedora
si fracasa.
Valiente y aventurera,
displicente y altanera,
nada añora.
Aun despierta, siempre sueña,
Nena es de Enrique la dueña
y señora.
Y las décimas para Enrique
ResponderEliminarFE EN ENRIQUE
A Enrique Suárez
Si ver un ratón te espanta,
si recelas del cursor,
si usando un ordenador
cualquier niño te adelanta.
Si la red se te atraganta.
si a Windows te has asomado
y ves todo muy nublado,
como si fuese a llover;
si te niegas a creer
que la era web ha llegado.
En tal caso, ya es momento
de poner tu Fe en ENRIQUE,
escucha lo que te explique
y verás que va en aumento
tu frágil conocimiento.
Ni el pendrive, ni el formateo,
ni el linux, ni el escaneo
te causarán ya fatiga,
ni oír la palabra “giga”
te ha de sonar a arameo.
Y es que Suárez Saavedra,
(dejadme que especifique,
pues así se llama Enrique)
es flexible cual la hiedra,
o duro como una piedra;
y rodando hacia la meta
corre con su bicicleta.
De profesión: el diseño,
De natural; ribereño,
y, muy pronto, triatleta.
Lo de Fe en Enrique es porque él se llama fenrique. Además está basado en "hechos reales".
Y ya, para compensar tanto autobombo te añado este poema sobre los gatos que le puse en la misma entrada
ResponderEliminarA ver si te gusta. Es de Baudelaire.
LOS GATOS
Los amantes fervientes y los sabios austeros,
en sus años maduros, adoran a los gatos,
tan fuertes y tan dulces, de las casa orgullo,
frioleros como ellos y a la par sedentarios.
Amigos de la ciencia y del sensual deleite,
de las tinieblas buscan su silencio y su miedo;
del Erebo serían sus fúnebres corceles,
si doblegarse al yugo pudiera su soberbia.
Al meditar adoptan las nobles actitudes
de las grandes esfinges que, en hondas soledades,
parecen entregadas a un letargo sin fin.
Chispas mágicas saltan de sus lomos fecundos
y pepitas doradas, como arena muy fina,
derraman vagamente sus místicas pupilas.
Guauu! Me han encantado tus poemas. Seguro que a Enrique le gustaron un montón. FELICIDADES!
ResponderEliminarGracias, Jara, tu opinión de experta me interesa. Ya has visto que soy un poco antigua, no sé escribir sin métrica.
ResponderEliminarYa le he dado a Enrique el libro de poesía que te dije.¡¡¡¡Que te lo dé!!! ¡Pero ya! Espero que te guste.
Bueno, bueno, tampoco soy tan experta, me vas a poner roja. Pues creo que escribir con métrica es complicado porque tienes que buscar las palabras exactas que se adapten al verso.
ResponderEliminarEnrique me dijo lo del libro, esta semana quedaré con él en cuanto tenga un rato libre, ando bastante liada porque voy a montar una academia de clases particulares y ahora mismo estoy en medio de todo el jaleo de papeles, nombre, letrero, color de las paredes, muebles...pero quedaré con él.
Muchas gracias.
Buena suerte con tu proyecto
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