miércoles, 23 de febrero de 2011

La niña que se va al mar


Hoy lo he elegido deprisa y corriendo. Tenía pensado poner uno de Pedro Salinas pero luego me he dado cuenta de que ya había puesto un suyo en otra entrada y tampoco es plan de andar siempre repitiendo.

Rafael Alberti no es de mis preferidos pero leí este poema no hace mucho y me gustó. Me gustó porque muchos lo califican de "poesía para niños" pero yo creo que es algo más que eso. Pienso que hay una lectura de este poema para niños (la lectura literal, por llamarla de alguna manera) y otra que los niños no comprenderían así como así (los significados que se evocan con la blancura de la falda y la tinta del calamar). 

¡Qué blanca lleva la falda
la niña que se va al mar!

¡Ay niña, no te la manche
la tinta del calamar!

¡Qué blancas tus manos, niña,
que te vas sin suspirar!

¡Ay niña, no te las manche
la tinta del calamar!

¡Qué blanco tu corazón
y qué blanco tu mirar!

¡Ay niña, no te los manche
la tinta del calamar!

                                 Rafael Alberti

2 comentarios:

  1. Qué coincidencia! Alberti tampoco es que sea de mis preferidos, pero esta poesía es muy bella. ¿Algún día me sorprenderás con Dámaso Alonso? Hay un poema que me gusta especialmente de él... sería muy intereante que coincidiéramos de nuevo.
    En cuanto a los de las jornadas, sí que está yendo muy bien. Son unas charlas que ha organizado la Universidad de Zaragoza, y estando estudiando allí, no podía faltar! En cuanto a lo de incompletos, te lanzo una pregunta. ¿Por qué crees que le he dado ese título? No es algo que allá escogido así porque sí, te lo pregunto como curiosidad y un poco de aventura.
    Un abrazo Jara!

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  2. Sí, sí, sí, tendrás a Dámaso por aquí, a ver si acierto con el poema...
    Me alegro de que te estén gustando las jornadas, disfruta de ellas.
    Buf, menudo reto adivinar lo del título, ya suponía que el nombre no estaba puesto al azar. En la primera entrada pensé que lo ponías porque tenían continuación. Ahora que veo que siguen, y que lo preguntas...¿podría ser porque cada día nos vamos completando a nosotros mismos? Supongo que nunca estamos completos porque siempre nos falta algo por conocer (espero haberme acercado un poco a la respuesta)
    Me paso a leer la nueva entrada.
    Otro abrazo para ti!

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